
Un estudio con niños y adolescentes mexicanos de entre 6 y 17 años ha comprobado que esperar 30 segundos entre bocado y bocado -mientras se mastican bien los alimentos-, da tiempo a que el organismo procese la señal de saciedad, lo que evita seguir comiendo y ayuda a perder peso.
"Nuestro objetivo era encontrar la forma de reducir la cantidad de alimento antes de que el estómago le diga al cerebro que ya has comido bastante, lo que se conoce como reflejo de la saciedad", explica Pedro Cabrales, profesor de bioingeniería de la Universidad de California en San Diego y coautor del trabajo. "La señal suele tardar unos 15 minutos en llegar, pero hoy comemos tan deprisa, que esa señal no llega a tiempo. ¿Consecuencia? Que seguimos comiendo… y engordando".
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